jueves, 27 de junio de 2013

Crítica Los Becarios / The internship (2013)

Título: Los becarios

Título original: The Internship

Año: 2013

País: USA

Productora: 20th Century Fox, 21 Laps Entertainment, Wild West Picture Show

Director: Shawn Levy

Guión: Vince Vaughn

Reparto: Vince Vaughn, Owen Wilson, Max Minghella, Rose Byrne, John Goodman, Dylan O’Brien, JoAnna Garcia, Eric Andre, Josh Brener, Tiya Sircar, Aasif Mandvi, Tobit Raphael, Josh Gad, Will Ferrell



Buscar "comedia" en Google ¡Voy a tener suerte!



Los becarios parte de una base muy actual y relativamente cruda como es la situación de la crisis económica mundial, viendo como personas adultas y con las vidas estabilizadas se derrumban de la noche a la mañana perdiendo su trabajo y todo lo que ello conlleva. Además, la cantidad de jóvenes totalmente cualificados y de grande aptitudes que saben las pocas opciones de trabajar que tendrán una vez finalizados sus estudios, por muy preparados que estén. ¿Pero esto de Los Becarios no era una comedia? Tranquilos, que lo es. Aquí hemos venido a reír. Y risas tendremos.



Si algo bueno tiene esta cinta protagonizada por Owen Wilson (Nick) y Vince Vaughn (Billy) es precisamente la capacidad de mantener un realmente buen ritmo de gags y situaciones que nos harán reír, o como mínimo, nos mantendrán con una sonrisa dibujada durante prácticamente toda la duración del metraje. La película consigue hacer reír al público de manera muy continuada y efectiva, si, pero para ello, se ha sacrificado prácticamente todo lo demás.




Basta con leer las primeras líneas de esta misma crítica para ver comprender, que toda la  base con la que parte la película, pese a lo crudo que puede llegar a ser en la vida real, no es más que una simple excusa como cualquier otra para llevar al cine otra comedia, siendo un tema inicial que practicamente no se toca durante el resto de cinta. Nick y Billy son unos cuarentones cuya profesión es de vendedores, que se ven irremediablemente en la calle y sin trabajo a las primeras de cambio. Tras ese “duro golpe”, a Billy se le enciende la bombilla y como si de una idea revolucionaria se tratara, deciden “probar suerte” en acceder a unas becas para trabajar en una de las empresas más importantes actualmente en el mundo: Google. Y sin mucho esfuerzo ni mayor relevancia, lo consiguen. La pega es, que no tienen ni idea de informática. Esta es la premisa para narrar la historia… o más bien la comedia, dado que la historia central es prácticamente un A-B-C del género. Eso sí, hay que decirlo todo, y la película está bien rodada y tiene un montaje que –gracias a su sencillez y agilidad- resulta agradecido. 



No estamos ante una película que innove, en absolutamente ningún sentido, ni siquiera en su propio terreno -la comedia- pero en realidad, tampoco lo pretende. Lo que sí podemos decir -a favor- es que han sabido aprender y buscar dentro del propio genero para crear situaciones y gags de lo más disparatados, que en términos generales, cumplen con su objetivo: hacernos reír. Y es que la película muestra que su intención primaria –Y prácticamente única- es la de hacernos pasar un buen rato, sin “casarse” con ningún tipo de humor especifico, recurriendo a conversaciones absurdas, momentos que se van alocando más y más,  gags con algo de contenido sexual, e incluso chistes que recurren a la mención de varias películas conocidas (X-men, Harry Potter o Flashdance son unos ejemplos) o lo que haga falta, oiga. ¿Que si abusan del recurso fácil? Puede, pero su objetivo es hacer reír, y no se puede negar no cumple, y que funcionar, funciona. Pero el precio que paga esta película para llevar tal -aceptable- nivel de gags por minuto, es tan sencillo que prácticamente se basa en sacrificar todo lo demás. Apenas hay tiempo para lamentos, ni para profundizar en los personajes, ni en las consecuencias reales de sus actos, ni tan siquiera se dedica mucho tiempo al –prácticamente- único romance que hay en la película… Pero siendo justos, tampoco pretende ser, en ningún momento, más de lo que es, ni indagar más de lo que indaga.



Aunque este punto que voy a citar a continuación no lo convierta en buena (o mala) película, es un punto a favor –o como mínimo, agradecido- el ver una película que transcurre dentro del campus del Google, con todo lo que ello conlleva, aportando un toque, por lo menos curioso a la par de simpático.


Sin entrar mucho en detalle, mencionar que todo el reparto funciona correctamente, sin brillar en ningún caso ni para bien ni para mal, incluso una pequeña aparición de Will Ferrerdel cual el que escribe no tiene demasiada empátia hacia el- cumple con su roll aportando como mínimo, el mismo nivel de humor que mantiene toda la cinta.




Los Becarios no es realmente una buena película como tal, pero sí una buena comedia que podríamos considerar actual, debido a que empieza con un planteamiento de despidos y cierres de empresa como de verdad se está viviendo en la vida real, pero que vale para poco más que como punto de partida para una película que no busca ser más de lo que es, una comedia –olvidable- cuyo objetivo real es tan simple y directo como el de hacernos reír, recurriendo a lo que haga falta por tal de conseguirlo. Siendo justos y sinceros, la cinta lo consigue prácticamente durante todo su metraje.



Sabiendo esto, valorándola como película estrictamente, la nota no podría ser muy alta, pero… hay que saber dar al César lo que es del César, por lo tanto;


Nota: 7

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